Organizar la izquierda socialista y anticapitalista.
Patricio Guzmán, Socialismo Revolucionario, CIT Chile 19 de marzo del 2009.
Los trabajadores necesitamos un nuevo reagrupamiento político federativo que ponga fin a la atomización en centenares de pequeños colectivos ineficaces.
Ahora está claro que la recesión que comenzó en los países capitalistas más desarrollados, afectará fuertemente Chile, al igual que al resto de las economías dependientes de América Latina. Los economistas esperan que este año la cesantía juvenil, para trabajadores de 15 a 30 años, alcance un 30%, y la tasa general sobrepasa el 10%. Los capitalistas buscarán descargar el peso de la crisis sobre los trabajadores para salvar sus ganancias y empresas, habrá ataques contra los salarios, las condiciones de trabajo y de vida.
Todo cambio. Las clases dominantes en los países centrales se han visto obligadas a echar por la borda años de discursos anti estatistas, para reflotar el keynesianismo y la socialización de las perdidas por parte del estado, para salvar a la banca multinacionacional y al capitalismo. La clase capitalista ya no puede seguir gobernando como antes, y su legitimidad ideológica se ha quebrado de un día para otro. La recesión reavivará los conflictos inter imperialistas, y los choques nacionales.
El colapso de Wall Street que gatilló la recesión mundial, con una gigantesca destrucción de fuerzas productivas y capital como resultado de la labor de zapa del capital especulativo, tendrá un efecto comparable a la caída del Muro de Berlín y la implosión de la URSS y el bloque del este, pero en sentido inverso.
La clase trabajadora y los pobres enfrentan esta situación sin representación política independiente, ni siquiera reformista. En Chile los dos partidos que tradicionalmente representaron el mundo del trabajo, se han pasado del lado de la gestión de los intereses capitalistas. El PS ha estado en todos los gobiernos neoliberales desde el restablecimiento de los gobiernos civiles, el PC con su alianza con la Concertación ha culminado el proceso de inclusión en el bloque político dominante. En el ínter tanto estos partidos se han vaciado de militancia popular y se han transformado básicamente en aparatos y grupos de interés.
En la izquierda anticapitalista, más consecuente encontramos una enorme atomización y marginalidad, con cientos de grupos y colectivos más o menos ineficaces, lo que hasta ahora, en general, no le ha permitido capitalizar el cambio de estado de ánimo de los jóvenes y trabajadores.
Pocas veces hemos visto tal distanciamiento entre la situación social y política de una parte y la ausencia de una dirección revolucionaria creíble, con capacidad efectiva de intervención. Tenemos la responsabilidad de superar, en el menor plazo, esta atomización extrema, y convocar a una actividad de masas, para abrir la perspectiva de un estadio superior de lucha, para la transformación socialista revolucionaria y democrática sustantiva de la sociedad.
Ahora está claro que la recesión que comenzó en los países capitalistas más desarrollados, afectará fuertemente Chile, al igual que al resto de las economías dependientes de América Latina. Los economistas esperan que este año la cesantía juvenil, para trabajadores de 15 a 30 años, alcance un 30%, y la tasa general sobrepasa el 10%. Los capitalistas buscarán descargar el peso de la crisis sobre los trabajadores para salvar sus ganancias y empresas, habrá ataques contra los salarios, las condiciones de trabajo y de vida.
Todo cambio. Las clases dominantes en los países centrales se han visto obligadas a echar por la borda años de discursos anti estatistas, para reflotar el keynesianismo y la socialización de las perdidas por parte del estado, para salvar a la banca multinacionacional y al capitalismo. La clase capitalista ya no puede seguir gobernando como antes, y su legitimidad ideológica se ha quebrado de un día para otro. La recesión reavivará los conflictos inter imperialistas, y los choques nacionales.
El colapso de Wall Street que gatilló la recesión mundial, con una gigantesca destrucción de fuerzas productivas y capital como resultado de la labor de zapa del capital especulativo, tendrá un efecto comparable a la caída del Muro de Berlín y la implosión de la URSS y el bloque del este, pero en sentido inverso.
La clase trabajadora y los pobres enfrentan esta situación sin representación política independiente, ni siquiera reformista. En Chile los dos partidos que tradicionalmente representaron el mundo del trabajo, se han pasado del lado de la gestión de los intereses capitalistas. El PS ha estado en todos los gobiernos neoliberales desde el restablecimiento de los gobiernos civiles, el PC con su alianza con la Concertación ha culminado el proceso de inclusión en el bloque político dominante. En el ínter tanto estos partidos se han vaciado de militancia popular y se han transformado básicamente en aparatos y grupos de interés.
En la izquierda anticapitalista, más consecuente encontramos una enorme atomización y marginalidad, con cientos de grupos y colectivos más o menos ineficaces, lo que hasta ahora, en general, no le ha permitido capitalizar el cambio de estado de ánimo de los jóvenes y trabajadores.
Pocas veces hemos visto tal distanciamiento entre la situación social y política de una parte y la ausencia de una dirección revolucionaria creíble, con capacidad efectiva de intervención. Tenemos la responsabilidad de superar, en el menor plazo, esta atomización extrema, y convocar a una actividad de masas, para abrir la perspectiva de un estadio superior de lucha, para la transformación socialista revolucionaria y democrática sustantiva de la sociedad.
Etiquetas: chile, izquierda anticapitalista, politica, trabajadores
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